Una Manifestación Nacional: El Regreso De Los Cacerolazos
El jueves 13 de septiembre, Argentina entera fue testigo de la protesta más grande que se ha organizado desde la entrada de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a la Casa Rosada. Los miles de argentinos que se congregaron en las plazas y principales calles de las ciudades de todo el país (incluyendo Buenos Aires, Rosario, Córdoba, y Mar del Plata) hacen alusión a los famosos cacerolazos que sacudieron el país en 2001, cuando explotó la gran crisis económica. Las imágenes de las manifestaciones muestran multitudes de argentinos gritando, aventando carteles contra el gobierno, y tocando cacerolas. A través de los medios de comunicación social como Facebook y Twitter, se hizo posible la organización de los manifestantes de Buenos Aires con el fin de marchar por las avenidas principales y terminar en la Plaza de Mayo, mientras otros se dirigieron hacia la residencia presidencial en la región bonaerense de Olivos.
Desde que ganó las elecciones del 2011 con una mayoría del 54 por ciento, Kirchner ha perdido gran parte del apoyo con el que anteriormente contaba, debido principalmente a la inseguridad económica y personal de la población. [1] Según el periódico argentino Clarín, los manifestantes llevaron carteles que expresaban las mayores preocupaciones de los argentinos: “Cristina, devuelvan el país. No les tenemos miedo,” “Basta de inflación,” “No a la reforma constitucional. No a la re-reelección,” “Seguridad,” y “No al corte de las libertades.” [2] Estos carteles son los más recientes de la abrupta, pero no tan inesperada, caída de la popularidad de la Presidenta.
Entre las razones con mayor peso por las cuales se dio la tensión social, se encuentran las leyes económicas aprobadas y promulgadas por el gobierno nacional, cuyo objetivo era detener el flujo de dólares fuera del país. En este momento, es casi imposible conseguir dólares de manera legal debido a las nuevas leyes. Por este motivo, ha surgido un mercado negro paralelo especializado en el cambio de moneda. The Economist estima una inflación alarmante de 25 por ciento, es decir, más que el doble del número anunciado por el gobierno argentino. Como consecuencia, muchos argentinos de clase media y alta han decidido convertir sus ahorros en una moneda extranjera más estable, la preferida es el dólar americano. [3] Ante el temor de una fuga importante de capitales, el gobierno puso en marcha un control cambiario a fin de frenar esta práctica y fortalecer el peso argentino. No obstante, no se ha evidenciado ningún efecto positivo y lo que sí ha conseguido es enojar una gran parte de la población.
Después de la publicación de controversiales estadísticas económicas, probablemente fabricadas, por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), los ciudadanos han perdido la confianza en la autenticidad de la información publicada por el gobierno. Desde 2007 el INDEC ha tenido dificultades manteniendo su credibilidad después de haber subestimado numerosas veces la tasa de inflación al igual que el costo de vida en el país. El INDEC recientemente estableció que una familia de cuatro puede ser considerada encima de la línea de pobreza si gasta más de 688 pesos en comida al mes, o aproximadamente 6 pesos por persona al día. No obstante, un estudio conducido por la Universidad de Buenos Aires estableció que el presupuesto diario de una persona para una dieta sana en Argentina es de, al menos, 24 pesos, es decir, cuatro veces más que la estimación del INDEC. [3] Además, The Economist ha indicado que 6 pesos, que equivalen $1,30 USD a la tasa de cambio oficial y solamente $1 USD en el mercado negro, apenas alcanza para comprar un alfajor, una galleta típica argentina que sirve como postre o merienda.
Sin embargo, la inseguridad económica representa solamente una parte de las preocupaciones de los manifestantes. La falta de seguridad personal también se mantiene como una de las razones claves que dieron pie a las protestas contra la administración de Cristina Fernández de Kirchner. Aunque el nivel de criminalidad ha sido una constante preocupación para los argentinos desde antes de la primera inauguración de la Presidenta, hay una percepción general de parte de la población de que el volumen de delitos violentos ha aumentado durante su presidencia. No obstante la Presidenta mantiene que la imagen de una Argentina peligrosa ha sido inventada y perpetuada por sus enemigos políticos y por los medios de comunicación, especialmente por la gigante Clarín. A pesar de estas imputaciones, muchos ciudadanos siguen sintiéndose inseguros y preocupados por la posibilidad de convertirse en víctimas del crimen. Una mujer que participó en las manifestaciones compartió sus inquietudes y protestas con el periódico Clarín: “Mi reclamo es un país libre, sin inseguridad y que este Gobierno nos tenga en cuenta como personas. Hace 60 años que vivo acá y quisiera ver un país como la gente [sic] donde mis nietos puedan vivir tranquilos y en paz.” [2]
La población argentina ha expresado sus dudas sobre la seguridad del sistema nacional de rieles debido a la falta de recursos del gobierno para mejorar y modernizar dichos servicios. La tragedia desencadenada del choque de un tren en la estación Once de Buenos Aires en febrero de este año, en el que se cobraron la vida de 51 pasajeros y se hirieron 700, constituyó un punto inflexivo para los ciudadanos. Muchos pensaron que podría haberse evitado el accidente, si el gobierno hubiera tomado medidas para reemplazar los viejos frenos que no funcionaron y causaron el accidente. [4] Las frustraciones de los argentinos contra la inacción de los partidos políticos del país son justificadas debido a la necesidad de reparar y modernizar el sistema de ferrocarriles. Estas preocupaciones y demandas han sido dirigidas hacia todos los partidos políticos, tanto los de oposición como el partido en el poder, el Frente para la Victoria (FPV).
Las manifestaciones del 13 de septiembre pusieron en relieve las preocupaciones y demandas que reinan en el país. Si se puede rescatar algo positivo de la situación es que el gobierno aún respeta el derecho a la libertad de expresión de los ciudadanos, como lo demostraron las recientes protestas nacionales. Sin embargo, las élites políticas deben ser conscientes de que si no reconocen las protestas y los reclamos de sus ciudadanos, las manifestaciones y las tensiones sociales continuarán.
Gabriela Garton, investigadora asociada en el consejo de asuntos hemisfericos (COHA).
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[1] Associated Press. “Argentina sees largest anti-government protests yet; many disapprove of economic management.” Washington Post. September 13, 2012. http://www.washingtonpost.com/business/argentina-sees-largest-anti-government-protests-yet-many-disapprove-of-economic-management/2012/09/13/c14e07d2-fe11-11e1-98c6-ec0a0a93f8eb_story.html. Accessed September 14, 2012.
[2] “‘Seguridad, libertad y justicia’, los principales reclamos de la gente.” Clarín. September 14, 2012. http://www.clarin.com/politica/cacerolazo-redes_sociales-movilizacion-Plaza_de_Mayo_0_773322931.html. Accessed September 14, 2012.
[3] “Argentina’s dubious poverty line. The six-peso diet: Rumbling stomachs, grumbling citizens.” The Economist. September 8, 2012. http://www.economist.com/node/21562238. Accessed September 14, 2012.
[4] “Medio centenar de muertos en un accidente ferroviario en Argentina.” El País. February 22, 2012. http://internacional.elpais.com/internacional/2012/02/22/actualidad/1329921646_764629.html. Accessed September 14, 2012.