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Que tenga usted cuidado, presidente Correa

Ahora que su partido ha ganado la mayoría de los escaños que conformarán la Asamblea Constituyente ecuatoriana (“El partido de Correa obtiene la mayoría en las elecciones a la Asamblea Constituyente en Ecuador,” 01/10/2007) Rafael Correa está más cerca que nunca de poder conducir a su país hacia el denominado “socialismo del siglo XXI,” dejando patente en su constitución una descentralización de sus procesos políticos y una centralización de la gestión económica.

En este momento, le convendría a Correa mirar hacia Bolivia, donde reclamos regionales y socioeconómicos han detenido bruscamente la Asamblea Constituyente de Evo Morales. Lo mismo puede suceder en Ecuador, donde Correa podría provocar un atasco político, si decide no tomar en cuenta los intereses de la élite ecuatoriana. Por otro lado, si no logra satisfacer los anhelos de un pueblo que busca un rumbo nuevo, su legado será como el de tantos presidentes ecuatorianos: muchas promesas y pocos resultados.
Al impulsar su agenda de reforma radical, Correa debe mantener un delicado equilibrio entre el cambio y el statu quo. Si se inclina demasiado hacia algún lado, podría caerse estrepitosamente en el abismo de la historia.