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Para EEUU bases en Colombia es “tema bilateral”

August 5, 2009
By Pablo Calvi
Terra Magazine

Nueva York, Estados Unidos: Para los Estados Unidos, la instalación de bases militares en territorio colombiano “es un tema que se manejará a nivel bilateral”, le confirmó a Terra Magazine una fuente del Departamento de Estado que solicitó no ser identificada. Según la misma fuente, lo que se decida el próximo lunes en la reunión de UNASUR, la Unión de Naciones Sudamericanas que tratará entre otros temas el impacto de la medida en la región, “no tendrá órbita” en las decisiones que tomen en conjunto Colombia y los Estados Unidos.

La expansión de la presencia militar estadounidense en Colombia, se conoció a mediados de julio y generó preocupación entre los mandatarios de la región. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva manifestó hace días que no le “agrada la idea de una nueva base militar en Colombia”.

A pesar de que hasta ahora se había hablado del uso de tres bases por parte de militares estadounidenses, el general Freddy Padilla de León, ministro de defensa encargado, dijo este martes que son siete. Estas bases, presumiblemente remplazarán en territorio colombiano las operaciones que el Pentágono realizaba desde la base de Manta, en Ecuador, base militar que debió ser cerrada ante la negativa del presidente Rafael Correa de prorrogar el acuerdo que la permitía.

De las siete bases, ubicadas por toda la geografía colombiana, tres son aéreas -Malambo, Apiay y Palanquero-; dos navales -Cartagena y Bahía Málaga- y dos del ejército -Tolemaida y Larandia.

El acuerdo, sumado a la revitalización de la Cuarta Flota Estadounidense -el Southern Command- inactiva desde los años 50, agregó un elemento más de preocupación en Itamaraty, en especial debido a que Brasil ha comenzado recientemente la explotación de sus reservas de petróleo crudo sobre la plataforma submarina, un área por el que patrullará la flota, de confirmarse el acuerdo con Colombia.

“Los brasileños, desde luego, siempre estuvieron muy involucrados en la creación del comité de defensa UNASUR (Unión de Naciones Sudamericanas)”, explica Larry Birns, director del Council on Hemispheric Affairs, un think tank muy influyente en el Pentágono. “Por eso yo creo que es muy probable que en la próxima reunión del comité, el lunes próximo, pidan que el tema de las bases sea consensuado antes de ponerse en práctica.”

Según el analista, esto sumaría un nuevo golpe a la Organización de Estados Americanos (OEA), y por consecuencia, a los Estados Unidos, que desde hace tiempo viene intentando reposicionar y revitalizar el rol de la organización en la región. “UNASUR es una organización si se quiere rival de OEA y, de hecho, fue UNASUR el seno en el que primero se discutió por ejemplo el movimiento separatista en Bolivia”, recuerda.

En reunión del próximo lunes, en la que la presidenta chilena Michelle Bachelet traspasará la presidencia de la entidad al presidente de ecuador Rafael Correa, estarán también presentes los primeros mandatarios de Argentina, Brasil, Bolivia, Guayana, Paraguay, Perú, Surinam, Venezuela y el vicepresidente de Uruguay. El presidente Uribe, sin embargo, ya confirmó que no asistirá al encuentro.

“Lo que estamos discutiendo con Colombia en este momento es cómo podemos combatir de un mejor modo y conjuntamente el tráfico de drogas y ciertas operaciones criminales de nivel internacional”, le aseguró a Terra Magazine la vocera del Departamento de Estado norteamericano Sara Mangiaracina. “Estas discusiones que estamos manteniendo con Colombia suman y no se desvían de la cooperación que ya tenemos desde hace tiempo en otras áreas gracias a acuerdos preexistentes”.

De acuerdo con Birns, sin embargo, es bastante claro que las nuevas bases militares no tienen el objetivo de reemplazar las operaciones de Manta.

“Los Estados Unidos siempre utilizan grandes conceptos como motivo para sus políticas para con América Latina”, explica. “Misiones antidrogas, o contra el tráfico humano, la Guerra Fría, la lucha contra el terrorismo: son siempre macro conceptos. Y creo que el macro concepto de esta generación será la lucha por ciertos tipos de materias primas”.

“Los Estados Unidos han comenzado a prestarle atención al hecho de que India, Rusia, China, Sudáfrica y todo un grupo de naciones se han comenzado a interesar por los bienes primarios en América Latina”, continúa el analista. “El tema energético, por ejemplo, es uno de los primeros que salta a la vista. El gobierno chino ha comenzado una campaña diplomática muy agresiva para no sólo vender armas, sino en comprar bienes primarios. Y América Latina se benefició en los últimos años con la subida en el precio de estos bienes como el cobre y la soja, por ejemplo. Los Estados Unidos entraron tarde al juego, pero se han dado cuenta ahora de que es necesario controlar el flujo de este tipo de bienes y tener prioridad en el acceso a ellos”. Y allí se hace necesario volver a mirar hacia América Latina.

Para Birns, el efecto de estas políticas de control sobre los commodities comenzarán a sentirse de a poco en la región. Y será más evidente para Brasil, que verá limitadas ciertas intenciones de comercio y expansión hacia algunas zonas hasta hace poco liberadas en América Latina.

“Por parte de los Estados Unidos habrá un cierto interés por entrenar personal local y transferir conocimiento en el uso de ciertas tecnologías militares”, aseguró el experto. “Y quizás por ello queden comprometidas las aspiraciones de Brasil de convertirse en la superpotencia técnica de la región. Brasil va a comenzar a sentir lo que sintió Rusia cuando, al intentar crecer a nivel militar, tecnológico y geopolítico, se vio frenada por las bases militares de la OTAN justo en sus fronteras.”