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Observadores electorales internacionales: ¿Garantizando elecciones limpias o blanqueando fraude?

Photo Source: Reuters
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La versión original de este artículo en inglés fue publicada en Upside Down World. Para leerla haga un click aquí.

Miles de millones de electrones se han gastado en escribir sobre las elecciones presidenciales de Honduras del 24 de noviembre de 2013. Como observador electoral y líder de una delegación de 55 monitores organizada por la Alianza por la Justicia Global (Alliance for Global Justice-AfGJ) y el Marin Task Force on the Americas (MTA), mi delegación observó todos los incidentes de fraude reportados por las otras delegaciones. Somos grupos miembros de la Red de Solidaridad con Honduras (Honduras Solidarity Network-HSN).  En conjunto, los grupos miembros de  HSN tenían más de 170 observadores en 10 de las 18 provincias hondureños, el grupo más grande de monitoreo electoral internacional presente en el país. El informe producido por AfGJ / MTA se puede leer en http://afgj.org/honduras-election-monitoring-report . La compilación de los de los informes de las siete delegaciones de la Red de Solidaridad con Honduras estará disponible muy pronto.

En síntesis, nuestras observaciones equivalen a la conclusión de que no existían las condiciones necesarias para unas elecciones democráticas en primer lugar, y que el día de la elección fue invalidado por un fraude masivo. La violencia, la apropiación de tierras, asesinatos, impunidad judicial y la falta de institucionalidad desde el golpe de junio de 2009, condenaron a la elección desde el principio. Las condiciones para el fraude descarado en la jornada electoral fueron creados por: amenazas a los pobres que sobreviven con el pequeño pago de asistencia social financiado por el Banco Mundial perderían dicho ingreso si el Partido Nacional no ganaba; la eliminación de las listas de votación debido a cargos criminales en contra de campesinos e indígenas en oposición a las represas, minas y la apropiación de tierras; la pura y simple compra de votos; y los asesinatos de tres activistas del partido Libre de fin de semana de las elecciones.

El fraude cometido durante el día de las elecciones incluyó la compra de las credenciales de mesa electoral de pequeños partidos que le dio al Partido Nacional una mayoría de funcionarios en muchos lugares de votación, abriendo el camino a la falsificación de la tabulación de los votos. Hubo intimidación en los centros de votación por matones de los partidos  Liberal y Nacional, la compra de votos, listas de votantes defectuosas, actas de escrutinio fraudulentas, y los escanes de las actas de escrutinio que llegaron al centro de conteo de votos del Tribunal Supremo Electoral en Tegucigalpa con números diferentes de los que fuesen previamente registrados en los escanes en los mismos centros de votación. Todas estas cosas sucedieron, y su mayoría fueron observadas por mi delegación.

Estas cosas ya se han documentado en otros lugares. Mejor quisiera discutir el papel de los observadores electorales internacionales, sea el de los monitores solidarios, como nuestra delegación, así como el de los “peces gordos”, como la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos, el Centro Carter, y los grupos centrales de la Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy-NED) de los EE.UU: el Instituto Internacional Republicano (International Republican Institute-IRI) y el Instituto Nacional Demócrata (National Democratic Institute-NDI).

La Alianza para la Justicia Global no ha monitoreado elecciones anteriormente desde que nuestro grupo fundador, Nicaragua Network observó, en 1990, las elecciones presidenciales de Nicaragua. En esa elección, los observadores electorales internacionales se convirtieron incautos a la narrativa del gobierno de los EE.UU. que las elecciones fueron “libres y justas”. Esto a pesar del hecho de que los EE.UU. compró y pagó por la oposición, eligió a su candidata, Violeta Chamorro, esposa de un valiente editor de periódicos asesinado por la dictadura de Somoza, y gastó más en su campaña por votante nicaragüense que Bush padre y Dukakis gastaron juntos por votante en las elecciones presidenciales estadounidenses de 1988. Además , los nicaragüenses estaban cansados ​​de perder hijos e hijas en la guerra (Contra War) financiada por Estados Unidos, y de estar empobrecidos por la guerra económica de los EE.UU. contra la Revolución. Sí, claro que los nicaragüenses pudieron votar como quisieron, pero a la elección en sí nunca se le puede llamar “libre y justa”.

Nuestra conclusión es que la mayor parte del fraude se lleva a cabo antes de las elecciones y es invisible para los observadores internacionales. Por esa razón, AfGJ envía delegaciones de observadores cinco o seis meses antes de las elecciones, como lo hemos hecho dos veces en Nicaragua ( 2006 y 2011 ) y una en Venezuela ( 2006 ) . Expusimos la interferencia electoral estadounidense en las tres ocasiones.

Otra razón por la que AfGJ no ha enviado observadores electorales antes es porque creemos que la mayoría de los ciudadanos estadounidenses no conocen la mecánica de nuestras propias elecciones y por lo tanto solo podrían observar el fraude en sus formas más flagrantes, como la violencia, la intimidación y el robo de urnas.

Decidimos participar en el monitoreo de las elecciones de Honduras en 2013 porque pensamos que esas formas evidentes de fraude serían posibles que se cometiesen. Pensamos que tal vez nuestra presencia pudiese evitar algo de violencia. En efecto, sólo tres activistas del partido Libre fueron asesinados,  y ninguno donde los observadores estuvieron presentes. De hecho, una furgoneta con once oficiales de mesa electoral de dicho partido fue detenida en la madrugada del día de las elecciones cerca de Santa Rosa de Copán. Los neumáticos de la furgoneta fueron cortados y los funcionarios fueron amenazados e impedidos de llegar a sus centros de votación antes de las nueve de la mañana, la hora límite. ¿Fue el hecho de que una camioneta cargada de nuestros observadores electorales estuviese en la ciudad lo que impidió que estos funcionarios del partido Libre fuesen asesinados?

Al hacer trabajo de acompañamiento por derechos humanos, como lo hacemos habitualmente en Honduras, nunca se sabe si alguna persona hubiera resultado muerta si uno no hubiese estado allí. Pero la posibilidad misma crea un fuerte argumento para el acompañamiento internacional durante una elección, incluso si no se adhiere necesariamente a que los acompañantes tengan que ser acreditados oficialmente por la autoridad electoral como lo fueron los nuestros el mes pasado.

¿Entonces que fue lo que nosotros, y el resto de los observadores electorales solidarios, logramos en Honduras? Tal vez hemos salvado algunas vidas, lo que en sí mismo es un logro importante. Se documentó un número casi incontable de violaciones técnicas en la jornada electoral y una gran cantidad de incidentes graves de fraude flagrante. Utilizaremos esa información a medida que continuamos luchando para cambiar la política de EE.UU. hacia Honduras. Lo usaremos para argumentar que Honduras es un país sin estado de derecho, donde la violencia sólo se ve agravada por la ayuda y el entrenamiento militar y policial de los EE.UU, así como por el apoyo de nuestro gobierno a una oligarquía violenta inmune a la justicia por sus crímenes.

Pero nuestras voces fueron ahogadas en la prensa corporativa por los pronunciamientos oficiales de la UE, la OEA y el embajador de EE.UU., todos los cuales felicitaron a Honduras por la “transparencia” del proceso electoral y la profesionalidad del Tribunal Supremo Electoral. Por supuesto, la prensa no corporativa, como Upside Down World (Mundo al Revés), amplificó nuestra voz, pero a los medios alternativos de comunicación aún les queda por alcanzar una audiencia lo suficientemente grande como para influir en el debate público. Honduras 2013 para mí fue como una repetición de Nicaragua en 1990. Yo no bloquearía una decisión de AfGJ de organizar futuras delegaciones de observación electoral, pero no encabezaría una yo mismo, y argumentaría en contra de la solicitud de credenciales oficiales. Altamente superior, en mi opinión, sería la de volver a nuestra práctica anterior de enviar delegaciones meses antes de una elección y exponer las formas en que el gobierno de EE.UU. está tratando de manipular el resultado.

Los Peces Gordos (Los Grandes)

Si la supervisión solidaria de elecciones no es efectiva, ¿qué pasa con las organizaciones a que la prensa corporativa sí les presta atención, como la Unión Europea , la OEA, el Centro Carter o el NED? ¿Hacen alguna diferencia? y si es así ¿qué tipo de diferencia?

La supervisión de elecciones era algo raro antes de la segunda guerra mundial y no se convirtió en prácticamente un requisito hasta el final de la guerra fría. Por lo tanto, mi experiencia en Nicaragua en 1990 muestra que, desde el principio, lo de elecciones “libres y justas ” era lo que los EE.UU. y Europa decidieran que fuese. Curiosamente, la elección nicaragüense de 1990 fue el primer “éxito” del National Endowment for Democracy, creada por Ronald Reagan “para hacer abiertamente lo que la CIA hacia en secreto “, según Alan Weinstein, uno de los arquitectos del NED.

Como mencioné anteriormente, ambos partidos políticos de Estados Unidos tienen su propio grupo central en el NED: el International Republican Institute  y el National Democratic Institute. Lo más común es que el IRI interfiera en las elecciones de América Latina y que el NDI en las de Europa del Este, pero no se limitan a esas esferas. En 2004, el NDI  produjo un “conteo rápido” infame del voto en el referéndum presidencial de Hugo Chávez, que era casi la imagen opuesta del voto actual. Si el voto del referéndum hubiese estado cerca, entonces el conteo rápido falso del NDI se hubiese utilizado para deslegitimar la victoria de Chávez. Ya que no fue así, resultaron expuestos como los manipuladores que son.

El papel del IRI en Haití incluyendo el entrenamiento de bandas armadas, y en Nicaragua, donde crean grupos de la sociedad civil que luego dicen ser no partidista, se han documentado en otros lugares y no son objeto de este artículo.

Antes de las elecciones en Honduras se había anunciado que el NDI tendría 100 observadores electorales en el país. Nuestra delegación no se tropezó con ninguno de ellos y no hay ninguna declaración en su página web. O no fueron, o el hecho de que una ligera mayoría de los demócratas en la Cámara de Representantes han firmado cartas al Departamento de Estado  pidiendo cambios en la política de EE.UU. hacia Honduras pudo haber causado que decidiesen  mantener la cabeza baja después de presenciar tanto fraude.

Del mismo modo, no puedo encontrar un informe oficial de la delegación observadora de la OEA aunque hubo declaraciones por dicha organización en los medios hondureños hechos la noche de la elección y al día siguiente, aplaudiendo la “transparencia”. El 9 de diciembre yo estaba en un programa de radio con Mark Weisbrot, y el afirmó que pocos países de América Latina habían por el momento reconocido oficialmente los resultados de las elecciones hondureñas. Tal vez la OEA también esté manteniendo un bajo perfil.

La Unión Europea no ha mostrado tal vacilación. Su declaración oficial cubre al proceso electoral de elogios. Sin embargo, su apoyo a la elección “transparente” se debilitó rápidamente cuando uno de sus monitores celebró una conferencia de prensa en el aeropuerto de Tegucigalpa cuando la delegación se iba del país. Criticó el informe oficial y dijo que los observadores electorales reales no estaban de acuerdo con el informe escrito por el liderazgo. Dijo que dio lugar a una ” acalorada discusión “, pero que la dirección se negó a cambiar su posición.

Upside Down World publicó una entrevista en la que el observador electoral, Leo Gabriel de Austria dijo, “misiones de la UE han tenido un papel relevante y han tratado correctamente la falta de transparencia en los procesos electorales”, este no fue el caso en esta elección, donde “los intereses políticos, económicos, comerciales, e incluso partidistas prevalecieron”.

Y ese es mi problema con el monitoreo internacional de elecciones. Si hubiese un historial probado en el que la supervisión de elecciones llevó a sanciones contra el fraude electoral y garantizó que la voluntad del pueblo fuese expresada por medio de dichas elecciones, entonces ¿quién podría argumentar que el monitoreo no es una buena cosa? Pero no hay tal registro. En demasiados casos los “intereses políticos, económicos, comerciales, e incluso partidistas ” prevalecen. Para los países que los EE.UU. y Europa ven como aliados o clientes, el parámetro resulta tan bajo que no tiene sentido.  Para con los países que los EE.UU. y Europa ven como adversarios, como Venezuela o Ucrania, no hay un nivel de excelencia suficientemente bueno. Por lo tanto, la supervisión de elecciones se convierte en una herramienta más del imperialismo.

Hay países que han empezando a defenderse. Venezuela no permitió observadores electorales en su última elección presidencial, y algunos otros países de América Latina han seguido el ejemplo. Venezuela sí permitió ” acompañantes” por parte de grupos que no tienen un historial de monitoreo electoral parcial. Los países de América Latina están comenzando a reconocer al monitoreo internacional de sus elecciones como una violación de su soberanía y derecho a la autodeterminación. Como con la misma promoción de la democracia, los EE.UU. en particular, se ha abusado tanto de la institución del monitoreo internacional de elecciones como para que ya no sea una herramienta de ayuda para lograr elecciones libres y justas. Eso es una verdadera lástima.

Chuck Kauffman es el Coordinador Nacional para la Alliance for Global Justice.

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