Machismo, feminicidio, y el turismo sexual: Un resumen de los derechos de la mujer en la República Dominicana
Por: Olivia Marple, Analista del Consejo de Asuntos Hemisféricos
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Desde la década de los años 90, las reformas neoliberales y la globalización han transformado la situación de la mujer en Latinoamérica. En República Dominicana, estos cambios han traído algunas modificaciones positivas con respecto a la manera en la que se percibe el género. No obstante, el papel de la mujer en la sociedad dominicana no ha mejorado; de hecho, se ha agravado en algunas áreas. Esto se ve reflejado en las deficiencias del empleo femenino, la violencia de género, y el turismo sexual en la isla.
La mujer en la fuerza laboral
A finales de los años 90, la alta inflación y el bajo valor del peso dominicano aumentaron el costo de vida, el cual en su momento obligó a muchas mujeres a entrar irrevocablemente al mundo laboral.[1] En las zonas de libre comercio, las mujeres componen la mayoría de la fuerza laboral, ya que muchos hombres ven los trabajos de la área de libre comercio, produciendo los pantalones y abrigos, como “trabajo femenino”. El aumento de la mujer en la mano de obra, con mujeres componiendo hasta el 52 por ciento de los trabajos en la zona de libre comercio en 2004, ha resultado en un aumento de la capacidad económica de la mujer. Sin embargo, desde 1980 la cifra de los hombres que han empezado a trabajar en estas áreas de libre comercio se ha duplicado, con el 49 por ciento de hombres trabajando en estas áreas desde 2006. Esto se debe al crecimiento de la tasa de desempleo masculino en otros sitios.[2] Actualmente, el desempleo es un 14,6 por ciento.[3]
Estos acontecimientos conjuntamente con la recientes reformas neoliberales han propiciado la modificación de cómo se percibe el género femenino en la República Dominicana. Cada día, más mujeres están usando sus trabajos para proveer a sus familias de los insumos básicos; en efecto, esto implica que cada día más mujeres se están apropiando del rol de “sostén de hogar” que tradicionalmente era reservado para los varones. Alternativamente, la reducción de oportunidades laborales para los hombres está redefiniendo los roles del género, ya que cada día son más los hombres condenados a llevar a cabo empleos de naturaleza femenina como por ejemplo la confección de ropa debido a la escasez de trabajo.
Sin embargo, esto es lejos de una situación ideal, algo evidente por el hecho de que varios prejuicios culturales aún permanecen. A menudo, los hombres mayores están resentidos de las mujeres que trabajan en tales empleos por su nueva independencia y éstos las estereotipan como despilfarradoras, aunque estas mujeres insisten que están trabajando únicamente para sostener a sus hijos. Además, aunque las mujeres tienen la habilidad de ganarse la vida, los derechos del trabajador, tales como el salario mínimo y la prohibición del trabajo forzado, supuestamente son violados en estas zonas de libre comercio por la falta de negociación colectiva.[4] Según el Departamento del Estado de los Estados Unidos (EEUU), una ley en la República Dominicana que les protege de despido a los organizadores de los sindicatos ha sido “ejecutada de forma irregular”, y los castigos no previenen que los empleadores violen los derechos laborales.[5]
El aumento de mujeres en la fuerza laboral del país engaña en otras maneras, ya que, como explica la antropóloga Helen Safa, los hombres aún son “preferidos en las posiciones técnicas y directivas y reciben salarios más altos”. Adicionalmente, las mujeres todavía son muy dependientes de las remesas de sus parejas en el extranjero.[6] De hecho, las mujeres dominicanas ganan un 44 por ciento menos que los hombres, y, en la fuerza laboral en general, sólo el 50,5 por ciento de las mujeres participan, en comparación al 79,8 por ciento de los hombres.[7] Esta disparidad de género hace que muchas mujeres queden desprovistas económicamente y dependientes exclusivamente de sus cónyuges, lo cual frecuentemente produce consecuencias violentas.
Violencia contra la mujer
El lunes 24 de marzo, 2014, varios voceros de la Inter-American Commission on Human Rights (Comisión Inter-Americana sobre los Derechos Humanos) se reunieron para reportar sobre algunas tendencias preocupantes en cuanto a los derechos de la mujer en la República Dominicana. En 2013, el país tenía la tercera tasa más alta de feminicidio, “un crimen que supone la matanza deliberada y violenta de una mujer”, en la región, notó el grupo de voceros, compuesto por grupos como la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe y el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer.[8] Los grupos dijeron que la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, la cual fue ratificada por la República Dominicana hace 20 años, no ha hecho bastante para prevenir la discriminación y violencia.[9]
En 2012, Aljazeera reportó que de los 10 millones de personas que habitan en República Dominicana, una mujer es asesinada cada dos días.[10] Estas cifras impactantes subrayan las consecuencias de la dependencia económica de la mujer—la cual la obliga a quedarse en situaciones potencialmente peligrosas—mezclada con las normas culturales rodeando el tratamiento de la mujer. El machismo aún es muy ubicuo. Según “Lourdes”, citada por Aljazeera, “es común en nuestra comunidad pegar a las mujeres. Es una tradición.”[11]
Amnistía Internacional advirtió que las agencias designadas para ayudar a las mujeres en estas instancias frecuentemente están mal equipadas, mal financiadas, o aún “no se toman en serio la violencia de género”.[12] En 2010, apenas 66 criminales fueron condenados de ser violentos hacia una mujer, una fracción pequeña de los 476 casos que “recibieron juicio” y que se presentaron de las 10.000 denuncias originales.[13] La policía y los jueces a menudo perpetúan los prejuicios sobre la violencia de género.[14] La ausencia de juicio no sólo es un problema en casos de la violencia doméstica; sino que instancias de violencia en el lugar de trabajo también “a menudo no son denunciadas por temor al desempleo.”[15]
Por si eso fuera poco, Amnistía Internacional también advirtió que los cambios propuestos por el gobierno en 2013 al Código Penal “representaron un paso atrás en luchar la violencia contra la mujer. Por ejemplo, no incluyo el crimen de la violencia de género y redujo los castigos de ciertas formas de violencia contra la mujer.”[16] No hay ninguna indicación de que estas tendencias violentas vayan a desaparecer en el corto plazo. En el 30 de abril, el periódico dominicano Hoy reportó que, durante un período de cinco días en dicho mes, siete mujeres fueron asesinadas por una pareja o ex pareja. Como un grupo de organizaciones de la sociedad civil observó, los crímenes “focaliza[n] nuestra atención en la absoluta falta de respuesta de las autoridades ante los niveles alarmantes de violencia que sufren las mujeres dominicanas.”[17]
Las organizaciones de la sociedad civil, las cuales incluyeron el Instituto de Investigación, Estudios de Género y familia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y el Centro de Solidaridad para el Desarrollo de la Mujer, han demandado que la violencia machista sea declarada “una emergencia nacional y que las autoridades pongan en marcha una política urgente” para combatir el feminicidio. Estos grupos exigen que haya una “respuesta articulada” de varias agencias gubernamentales, incluso el Ministerio de Educación, ya que la educación tiene un papel bastante importante en formar cómo las generaciones nuevas piensan en el género. Las organizaciones también exigen que haya más atención prestada a la violencia machista “en todos sus ámbitos y manifestaciones” y que sea aprobada inmediatamente la Ley Orgánica Integral de Violencia Contra las Mujeres, la cual fue diseñada para abordar la violencia de género.[18]
Prostitución y el tráfico sexual
Lógicamente, los esposos y novios no son los únicos que pueden amenazar la seguridad de una mujer; también hay los clientes de mujeres que trabajan en la industria sexual. La prostitución es legal en la República Dominicana, y, como resultado de la globalización, el país se ha convertido en un hotspot de turismo sexual para los extranjeros.
En su etnografía de 2004 de la industria sexual en la ciudad norteña Sosúa, la antropóloga Denise Brennan detalló los peligros que ambos dependientes (las trabajadoras sexuales que dependen de los hombres dominicanos para sus negocios) e independientes (las trabajadoras sexuales que dependen de los extranjeros) tienen que manejar. Las dependientes generalmente dependen de los propietarios del bar para el alojamiento, la comida, los clientes, y su propia seguridad física. Según Brennan, algunos de los propietarios del bar son más fiables que otros en cuanto la protección de prostitutas de los infractores violentes: “Si el propietario del bar quiere evitar problemas y proteger a las mujeres trabajando allí, puede echar al infractor del bar… Sin embargo, a algunos de los propietarios no les importa lo que pase a las mujeres.”[19]
Las independientes, por otro lado, no tienen esa garantía. A menudo se van de los bares con sus clientes extranjeros y una vez que se marchan, las mujeres no tienen manera de saber si el hombre usará un condón o si las tratará bien o no. Muchas independientes tienen que depender de sus propias intuiciones sobre los hombres que serán sus clientes, y esto no siempre termina bien. Brennan ilustró esta apuesta cuando detalló cómo una independiente llamada Nanci se fue de un bar con tres hombres alemanes, los cuales, “como ella describió, ‘no parecían peligrosos… [Pero] ésta fue abusada tan pronto como se fue de la seguridad del bar.”[20]
Otro aspecto de la industria sexual a lo mejor más preocupante es el aumento de la explotación y el tráfico sexual. La República Dominicana se ha convertido en un destino emergente para el turismo sexual infantil, algo que hasta hace unos años no se veía como una actividad ilegal en la isla y fue impune. La ciudad sureña Boca Chica es la área más infame para la explotación de los menores. Marleny Guante, fiscal de menores en esta región, explica, “muchos dominicanos ven normal que un menor vaya con un extranjero… Ni siquiera algunos policías lo contemplan como un ilícito.”[21]
El resultado de esta manera de pensar se puede ver fácilmente en la impunidad completa para los clientes y los explotadores. Entre 2003 y 2011, hubo apenas tres condenas en la República Dominicana relacionadas con la explotación sexual infantil.[22] Sólo en el año pasado se ha empezado a cambiar este problema gracias a nuevas leyes, un cambio en actitudes hacia las víctimas, y las acciones de algunos centros turísticos que han intentado prevenir estos intercambios entre extranjeros y traficantes.[23] De hecho, los resultados positivos de estos desarrollos están ejemplificados en las cuatro condenas relacionadas con la explotación sexual infantil recordadas apenas en 2014.[24]
Además, los EEUU and la República Dominicana han unido fuerzas para combatir este tráfico sexual, y en marzo, cuerpos policiales estadounidenses y fiscales dominicanos sacaron adelante una operación encubierta, en la cual se detuvieron siete traficantes. Pablo Villeda, vicepresidente de la International Justice Mission, dijo que espera que este tipo de intervención pueda “romper [el] ciclo de impunidad.” “Las personas trabajando en la playa nunca pensaron que hicieran algo ilegal. Los traficantes nunca en sus peores pesadillas pensaron que se fueran detenidos,” él contó.[25]
Villeda trabaja para estar seguro de que las niñas que fueron puestas en libertad en la operación encubierta son cuidadas adecuadamente, porque si no, a menudo vuelven inmediatamente a la industria del turismo sexual. Efectivamente, las chicas que acaban en esta industria frecuentemente tienen poca educación, viven en la pobreza, y piensan que no hay otra manera fuera de su situación.[26] Una mejora en la economía será clave para mejorar la situación de la mujer, en especial en relación con la explotación sexual de las chicas menores.
Yendo más allá del machismo
El futuro de los derechos de la mujer en la República Dominicana es confuso. En algunas instancias, hay esperanza, la cual se puede ver en el nuevo conocimiento social del tráfico infantil; en otras áreas, hay desilusión, tal como en la escasez de leyes protegiendo los cuerpos femeninos. Aunque ha habido algún progreso para modificar las represivas normas de género e intentar luchar contra las ideales patriarcales que mantienen a la mujer en su posición subordinada tradicional, a fin de cuentas, el papel de la República Dominicana en la industria del turismo sexual y la falta de empleo de la mujer en general ilustran que todavía falta mucho que hacer. La globalización ha abierto un mercado más amplio para la prostitución y, por lo tanto, no ha ayudado a la situación de la mujer en la sociedad dominicana. Las políticas neoliberales tampoco han traído mucho alivio, ya que los hombres gradualmente están ocupando los trabajos que se han abierto para las mujeres. Es claro que para mejorar la posición de la mujer, el gobierno dominicano tiene que mejorar los programas sociales para ayudar a reducir el índice de pobreza en la isla. Sin embargo, por ahora la mujer dominicana seguirá siendo abusada y subordinada. Basándose en esta perspectiva, es claro que el machismo es la plaga que permanecerá latente al menos en el corto plazo.
Por: Olivia Marple, Analista del Consejo de Asuntos Hemisféricos
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Foto destacada: Playa de Sosúa. Tomada por JoachimNRW, Wikimedia Commons, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Sosua_Beach.jpg
[1] Helen Safa, “Female-Headed Households and Poverty in Latin America: A Comparison of Cuba, Puerto Rico, and the Dominican Republic,” in Women’s Activism in Latin America and the Caribbean: Engendering Social Justice, Democratizing Citizenship, ed. Elizabeth Maier and Nathalie Lebon (New Jersey: Rutgers University Press, 2010), 62-63, 68-69.
[2] Ibid.
[3] “The World Factbook,” Central Intelligence Agency, May 15, 2015, accessed May 22, 2015, https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/dr.html.
[4] “2010 Human Rights Report: Dominican Republic,” U.S. Department of State, April 8, 2011, accessed May 22, 2015, http://www.state.gov/j/drl/rls/hrrpt/2010/wha/154503.htm; Safa, “Female-Headed Households.”
[5] “2010 Human Rights Report.”
[6] Safa, “Female-Headed Households.”
[7] Gizelle Lugo, “The Dominican Republic’s epidemic of domestic violence,” November 23, 2012, accessed May 19, 2015, http://www.theguardian.com/commentisfree/2012/nov/23/dominican-republic-epidemic-domestic-violence.
[8] Shereen Kajouee, “Human Rights of Women in the Dominican Republic,” Human Rights Brief, March 26, 2014, accessed May 19, 2015, http://hrbrief.org/2014/03/human-rights-of-women-in-the-dominican-republic/; “Femicide in Latin America,” UN Women, April 4, 2013, accessed May 21, 2015, http://www.unwomen.org/en/news/stories/2013/4/femicide-in-latin-america.
[9] Kajouee, “Human Rights.”
[10] Davinder Kumar, “The cost of machismo on ‘honeymoon island,’” Aljazeera, July 16, 2012, accessed May 19, 2015, http://www.aljazeera.com/indepth/features/2012/07/201271291823868469.html.
[11] Ibid.
[12] Lugo, “Epidemic of domestic violence.”
[13] Ibid.
[14] Kumar, “The cost of machismo.”
[15] Kajouee, “Human Rights.”
[16] “Gender Equality in Dominican Republic,” Social Institutions and Gender Index, accessed May 20, 2015, http://genderindex.org/country/dominican-republic#_ftn37.
[17] “Sociedad civil alarmada por cifra de siete feminicidios en abril,” Hoy, April 30, 2015, accessed May 19, 2015, http://hoy.com.do/sociedad-civil-alarmada-por-cifra-de-siete-feminicidios-en-abril/.
[18] Ibid.
[19] Denise Brennan, What’s Love Got to Do with It?: Transnational Desires and Sex Tourism in the Dominican Republic (Durham: Duke University Press, 2004), 156.
[20] Ibid.
[21] Pablo Linde, “El fin de la indiferencia ante la explotación sexual infantil,” February 6, 2015, accessed May 20, 2015, http://elpais.com/elpais/2015/01/19/planeta_futuro/1421667926_483170.html.
[22] Ibid.
[23] “Busting Sex Tourists in Dominican Republic,” Newsweek, April 1, 2015, accessed May 20, 2015, http://www.newsweek.com/busting-sex-tourists-dominican-republic-318735.
[24] Linde, “El fin de la indiferencia.”
[25] “Busting Sex Tourists.”
[26] Ibid.