Los Frutos Intangibles del Desarrollo Económico Peruano
“Entre los años 2004 y 2009, aproximadamente $1.13 billones en ganancias generadas por el Proyecto Camisea de gas natural han sido transferidas a gobiernos locales próximos al proyecto. Sin embargo, más de cinco años después de la inauguración, las necesidades básicas de los ciudadanos locales aún no han sido satisfechas.”
-Oxfam
La industria de gas natural ha estado en crecimiento desde mediados del 2004, cuando el gas natural del Proyecto Camisea, situado en el Valle Urubamba en la amazonía sureste peruana, empezó a ser extraído. Valorizado en alrededor de 1.7 billones USD, el proyecto peruano de Camisea representa la inversión más grande en la historia del país. Desde su inauguración en el 2004, según un reporte de Oxfam publicado en Julio del 2010, Camisea ha satisfecho parte de la demanda del mercado externo de gas natural, aunque a precios sorprendentemente bajos dictados por el contrato existente. Estos bajos precios, junto con las regalías mínimas, se han convertido en una desventaja para la economía peruana, en contraste con otros países latinoamericanos exportadores de gas. De hecho, en términos de exportaciones de gas natural, actualmente se no mantiene un contrato equitativo y de las renegociaciones de contratos con empresas exportadoras se ha oído poco desde agosto del 2010.
Mientras que por un lado, los altos precios internos del gas natural causan que sea menos accesible a las industrias nacionales y los consumidores individuales, las regalías mínimas cobradas por el gobierno a los exportadores extranjeros significan una compensación insuficiente para lo que muchos consideran la usurpación de los recursos naturales del Perú. Como consecuencia, el gobierno del presidente Alan García ha tenido que lidiar con una buena dosis de presión política y social para aumentar los precios de exportación de gas a fin de tratar este crítico tema sobre una compensación inadecuada. Al mismo tiempo, existe presión por parte de las empresas inversionistas extranjeras y nacionales quienes insisten en mantener los precios fijados bajo el contrato original. Por lo tanto, las negociaciones para un aumento en el precio del gas natural exportado serán un reto sumamente difícil.
Los líderes del gobierno en Lima justifican los precios bajos de exportación de gas natural como necesarios para promover el crecimiento económico. Los beneficios inquebrantables del comercio global y la inversión extranjera son utilizados para ilustrar el impacto positivo que tienen los precios tan bajos sobre la economía peruana. Sin embargo, la actitud dilatoria y aparentemente despreocupada por parte de funcionarios del gobierno peruano demuestra la falta de una visión más amplia del crecimiento económico de la nación, y el impacto social, económico y ambiental críticos sobre el Perú.
Una Recapitulación de Eventos
En mayo de 2010, el presidente García le aseguró al pueblo del Perú que alteraciones al contrato con respecto a Camisea no eran necesarias, ya que, bajo el contrato actual, había suficiente gas natural para satisfacer la demanda doméstica así como la demanda de exportaciones. Sin embargo, según un estudio hecho por la revista estadounidense The Economist, hay menos reservas de gas de lo que García está dispuesto a reconocer. El gobierno y las compañías correspondientes al sector (Hunt Oil, Tecpetrol, Pluspetrol, y Repsol, entre otros) afirman que Camisea tiene suficiente gas no sólo para satisfacer 1.28 trillones metros cúbicos de requeridos para exportar, sino también para abastecer el mercado local con al menos 1.52 trillones metros cúbicos de gas natural durante medio siglo. Esto sugeriría que Camisea contiene reservas de aproximadamente 3 trillones de metros cúbicos. Sin embargo, esta cifra es mucho mayor a los 2.68 trillones de metros cúbicos que han sido certificados por las empresas consultoras contratadas. Aunque un estudio que encargó el gobierno elevó la figura de la investigación inicial en casi un 30%, la población sigue sin estar convencida, como lo demuestran las continuas protestas contra este gobierno en la región sur, la más afectada de Perú. De todos modos, más de 100 empresas peruanas, incluyendo una nueva central eléctrica, deberán esperar con ansias a que el consorcio Camisea termine de ampliar sus gaseoductos internos para tener acceso al gas natural.
Frente a la inquietud por los altos precios internos del gas natural y la inaccesibilidad al mercado de gas natural para el consumo local, el gobierno peruano, en julio del 2010, aprobó el decreto 039-2010-EM. Este decreto establece un valor mínimo que deberán tener las regalías del gas exportado natural extraído del Lote 88 de Camisea. El decreto utiliza la referencia de Henry Hub, un método estándar de fijación de precios de gas natural que se utiliza en los Estados Unidos. Según Epifanio Baca, Director del Grupo Propuesta, un consorcio de ONGs que se enfoca en la consolidación de la democracia en el Perú, el precio del gas en el 2010 de Henry Hub del gas de las exportaciones estuvo en 4 USD por millón de BTU (unidades térmicas británicas), sin incluir los precios del transporte. Esto significa que el precio de boca de pozo (el precio en el lugar de extracción) para la demanda interna oscila entre 1.00 USD y 2.50 USD. Para el aceite de exportación de Perú, por el contrario, el precio de boca de pozo es de aproximadamente 0,54 dólares, con una remuneración estimada en alrededor de 0,14 dólares por millón de BTU. Esto es significativamente menor que regalías de otros países exportadores de gas natural, tales como Bolivia, que aprobó una ley en 2005 para establecer la tasa mínima de regalía de 18%.
No obstante, el decreto de julio de 2010 no garantiza un aumento en los precios de exportación de gas natural de Perú. Para obtener mayores precios de exportación, el decreto 039-2010-EM ahora debe ser respaldado por renegociaciones de contratos con las empresas de exportación del consorcio de Camisea. Después de una reunión el 4 de julio con el Consejo de Ministros, el anterior Primer Ministro, Javier Velásquez Quesquén, partidario de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), anunció el inicio de las renegociaciones de precios y regalías afín de garantizar que los precios domésticos del gas natural no excedan los precios de exportación del mismo. Sin embargo, dos días después, el Ministerio de Energía y Minas (MINEM) modificó la propuesta, estableciendo las tasas de regalías nacionales como el precio mínimo para las exportaciones de gas. Este cambio hecho por el MINEM es preocupante, ya que elimina la posibilidad de igualar los precios del gas doméstico y los de exportación.
A pesar de esta secuencia a veces confusa de acontecimientos, el gobierno peruano se ha comprometido a continuar con el proceso de renegociación con el consorcio Camisea. Mientras que las conversaciones sobre el Bloque 56 de Camisea continúan, parece haber poca voluntad política para asegurar que en casa los precios del gas se reduzcan en corto plazo. Esto es a pesar de garantías que Camisea y Perupetro SA, empresa privada creada para representar al Estado en la promoción, negociación y supervisión de los contratos relacionados con la explotación y la exploración continua de hidrocarburos en el Perú, seguirán reuniéndose cada dos semanas para avanzar en las negociaciones. Sin embargo, representantes de PeruPetro S.A. declararon a mediados del 2010 que sólo negociará de acuerdo con el decreto 039-2010-EM, aprobado por el MINEM, hecho que siembra dudas sobre la capacidad que tendrá el Perú para igualar los precios del gas doméstico y los de exportación.
Contratos de Exportación: Tal vez injustos, quizá desatinados
Los bajos precios de exportación y las regalías no son lo único pendiente. La exportación física de más de la mitad de las reservas de gas natural del Perú es también un motivo de preocupación, ya que existe incertidumbre en cuanto a la cantidad total de reservas de gas natural disponibles en la región. En el caso de que no haya suficiente gas natural para satisfacer la demanda interna y de exportación, los contratos de exportación de Camisea, en su forma actual, serían sin duda perjudicial para la demanda interna del país. Además, el gas de Perú GNL (Gas Natural de Licuefacción) ha sido enviado ya desde junio del 2010, en su mayor parte, a una planta en México que no será operacional hasta el cuarto trimestre del 2011. Lo más probable es que habría sido más ventajoso económicamente para el Perú exportar sus productos a otro país. Si Repsol, la empresa española a cargo de manejar las exportaciones de Perú GNL, hubiera enviado el gas a Asia o Argentina en vez de a México, los precios de exportación y los beneficios habrían estado por encima de los niveles actualmente previstos en los contratos de exportación existentes. El costo de oportunidad terriblemente alto de los contratos de exportación de Camisea entonces parecen ir en contra de los incentivos económicos, y podrían poner en evidencia fuerzas políticas mayores que acechan al fondo del asunto.
La lamentable pérdida de esta oportunidad para maximizar los ingresos que significa este acuerdo no es desconocido por los analistas e investigadores. Según Epifanio Baca, bajo los precios actuales menores de lo acordado, las regalías de gas son tan bajas que el gobierno peruano evidentemente esta renunciando a ingresos substanciales. Empresas asociadas con Camisea afirman que los bajos precios Henry Hub del gas son sólo temporales y que, en el mediano plazo, pasarán de su precio actual de 4 USD por galón hasta por lo menos 8 a 10 USD.
Consecuencias de la negligencia del Estado de Baja Precios de Exportación de Gas
Los precios de exportación inferiores a los precios internos crean dos grandes problemas. En primer lugar, las industrias peruanas continuarán pagando 2.50 dólares por millón de BTU como un precio a boca de pozo, cinco veces el precio de boca de pozo para exportación de 0.53 USD por millón de BTU. Cuando el contrato de Camisea se firmó en 2006, la demanda interna de gas era mucho menor. Pero actualmente, muchos departamentos del Perú, incluyendo Arequipa, Cuzco, Moquegua, Puno y Tacna están preocupados por la escasez en la oferta local de gas. En otras palabras, mientras el gobierno continúa afirmando que en el futuro sí habrá suficiente gas para todos, los peruanos se sienten robados del valor real de los recursos naturales en sus tierras. Estos son, por supuesto, los mismos recursos de los cuales los peruanos tendrán que depender no sólo en el futuro, sino también en el presente. “El sur de Perú necesita cinco billones de pies cúbicos de gas, una cantidad que no está garantizada,” dijo el gobernador de Tacna, Hugo Ordóñez, presidente de la Asociación Nacional de Gobiernos Regionales.
Un segundo problema es que las regalías mínimas recibidas por el gobierno peruano significan que durante el período de contrato de exportación de 18 años, el estado habrá perdido 3.750 USD millones de ingresos, si el gobierno no renegocia acuerdos de alquiler y regalías para el Lote 56. En lugar de vender su gas natural a México, Camisea podría haberlo vendido a Chile o Argentina por un precio mucho más alto. Según el profesor de economía Stephen O’Connell de Swarthmore College, de comprobarse que la exportación de recursos naturales del Perú a tan bajos precios no es necesaria para atraer a los inversionistas, entonces “los peruanos están regalando ingresos que podrían haber sido utilizados para apoyar una variedad gastos públicos importantes para la diversificación y la sostenibilidad del crecimiento económico.” El profesor O’Connell también señala que, “como renunciar a ingresos que podrían haber cubierto gastos público es algo típicamente vinculado a la corrupción y la negociación entre las élites políticas nacionales y el capital extranjero, las renegociaciones para el Lote 56 son importantes para demostrar la transparencia y la equidad.”
Es interesante notar que el caso de los bajos precios de exportación para el Lote 56 se contrasta con los precios de venta de gas del Lote 88. En el caso del Lote 88, existe una cláusula específica en el acuerdo renegociado que explícitamente declara que los precios del gas cobrado para el consumo de los usuarios de los hogares individuales, en ningún caso pueden superar los precios del gas exportado. Según Baca, el Lote 88 permitió esta cláusula de los precios del gas porque, al igual que el Lote 56, fue entregado al estado peruano sin costo alguno después de ser descubierto por la empresa Shell en la década de los 1990s. Por motivos relacionados con la renta, el gas del Lote 88 fue designado para el mercado interior, mientras que el gas procedente de Lote 56 será para el mercado externo.
El impacto concreto de aumentar las regalías y / o la reducción de los precios del gas debe de ser tomada en serio por el gobierno peruano mientras que las negociaciones con Camisea continúan. En términos fiscales, las regalías mínimas significan menos gastos públicos, condición que a largo plazo sin duda afectara negativamente el crecimiento y la calidad de la infraestructura pública en áreas que ya están sufriendo las consecuencias ambientales de las actividades de Camisea.
Para los peruanos en general, los precios internos del gas natural también representan ingresos reales reducidos. Esta reducción en los ingresos reales de los ciudadanos peruanos, en relación con los altos precios del gas doméstico, crean incentivos de llevar el mercado del gas natural hacia el sector informal. Según el profesor O’Connell, el efecto distributivo de precios internos elevados sobre el ingreso real es socioeconómicamente regresivo si la mayor parte del consumo de gas natural proviene de los sectores de ingresos medios y bajos. Por el contrario, si la mayor parte del consumo proviene de los sectores de ingresos altos, el efecto será socioeconómicamente progresivo. Además, los altos precios internos del gas natural tienen un impacto ambiental negativo en el Perú, ya que desalientan el consumo de gas natural y proporcionando así un incentivo para el uso de otras Fuentes de energía más dañinas al medio ambiente.
El gas natural es, sin duda, un recurso muy valioso para el desarrollo económico del Perú. Por lo tanto, el Perú debe asegurarse de que Camisea satisfaga la demanda extranjera pero sin perjudicar la demanda del mercado interno. Esto garantizará un rendimiento de inversión socioeconómica mayor, que sigue siendo crucial para que el crecimiento económico del país sea sostenible. El gobierno peruano debe asegurar que se concrete una renegociación de precios que no solo maximice ingresos que podrán financiar gastos públicos, pero que también tomen en cuenta los posibles efectos ambientales, sociales y económicos que se mencionan aquí y que también tienen un precio real.