FMI: A la búsqueda de financiamiento en Brasil
Durante no poco tiempo fue Brasil un asiduo prestatario del Fondo Monetario Internacional (FMI), pero en esta ocasión se ha solicitado formalmente a la potencia sudamericana que se convierta en prestamista del Fondo: otra prueba incontrovertible del intercambio de roles protagónicos en el escenario internacional. Teniendo ello siempre presente, Christine Lagarde se reunió con la presidenta de Brasil Dilma Rousseff y su ministro de hacienda Guido Mantega durante su primer viaje a América Latina como directora gerente del FMI.
Si bien aún se encuentran en negociación los pormenores de la propuesta crediticia, una vez concluida la reunión, las autoridades brasileñas declararon que Brasil extendería financiamiento al FMI a condición de que modifique su sistema de cuotas, expresadas en Derechos Especiales de Giro (DEG), la unidad de cuenta del FMI que determina el poder de voto del titular del activo. En la actualidad, Brasil posee 4.250,5 millones de DEG, que equivalen a 43.246 votos. Mediante esta reestructuración del sistema de cuotas, Brasil procura ampliar su esfera de influencia y asídesempeñar un papel de mayor importancia en la toma de decisiones del FMI, un objetivo se encuadra en la voluntad de Rousseff de demostrar su relevancia en la comunidad internacional.
Mantega aclara que la buena disposición brasileña no sólo se debe al mal momento europeo, sino también a la situación colectiva de los países en desarrollo: “Considero que la eurozona dispone de los medios necesarios para sobreponerse a la crisis, pero mientras que ello no suceda, la situación no hará más que agravarse. Nos preocupan los países europeos, pero principalmente los países emergentes.”
Brasil pretende y merece mayor trascendencia dentro del FMI en razón de la sólida economía que ostenta y su alto flujo inversión extranjera. En este sentido, tras la rueda de prensa con los funcionarios brasileños, Lagarde sostuvo que “en los últimos años, Brasil también se ha beneficiado de la solidez y la buena capitalización del sector bancario, que hasta ahora ha contenido el impacto de una importante vía de contagio de la crisis financiera mundial,” lo cual ha contribuido al progreso y a la consolidación de Brasil.
Independientemente de su empeño en obtener mayor financiamiento, Lagarde expresó que, de no adoptarse medidas en conjunto, existe el riesgo de que el próximo decenio sea una década perdida para Europa, una muestra de la magnitud y la complejidad de la crisis en el viejo continente.
Asimismo, al viaje de Lagarde a Brasil le precedió su visita a México, que hace poco asumió la presidencia del Grupo de los 20. Allí Lagarde se entrevistó con el presidente Felipe Calderón, el ministro de hacienda José Antonio Meade, el presidente del Banco de México Agustín Carstens y algunas de las ejecutivas mexicanas más destacadas. Entre los diversos temas tratados se incluyeron los detalles de las contribuciones mexicanas al Fondo, pero no se tomaron medidas específicas.
Del viaje de Lagarde a América Latina se desprende la importancia que varios de los países de la región han alcanzado al constituirse como nuevos polos de poder en el plano internacional. Con su creciente capacidad financiera, tales países podrían convertirse así en abundantes fuentes de financiamiento para futuros proyectos del FMI.
Este análisis fue traducido por el colaborador de COHA Iván Ovejero.
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