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EU aniquiló la relación con América Latina

Por Carmen Álvarez

Más de una década de errores y negligencia aniquilaron la relación de Estados Unidos con América Latina. Hoy el coloso del norte sigue distraído con sus guerras, el Fondo Monetario Internacional, con el que controló al mundo está colapsado y su crisis económica interna, mientras la región se aleja cada vez más de la metrópoli, crea nuevas instituciones y encuentra nuevos socios comerciales.

A esta conclusión llegaron directivos de dos centros de estudios de Washington. Mark Weisbrot, director adjunto del Center for Economic and Policy Research (CEPR) quien hizo la crónica de la decadencia de las instituciones con las que Estados Unidos controlaba a la región y Larry Birns, director del Council on Hemispheric Affairs, quien hizo un recuento de los errores políticos que dieron al traste con la influencia de ese país en América Latina.

Una situación, coincidieron, de la que ni siquiera se ha dado plena cuenta la élite política de Estados Unidos que insiste en intentar controlar a la región bajo la irrelevante perspectiva de la Guerra Fría.

En opinión de Birns, la política exterior de Estados Unidos acumula los estragos causados desde la administración de Bill Clinton quien sometió el destino de la región a los designios de la comunidad cubana de Florida que le dio los 27 votos electorales que necesitaba para llegar a la Casa Blanca.

“Su política hacia América Latina se fue más a la derecha que la de George H. Bush y quedó bajo el prisma de la relación con Cuba: si un país tenía buenas relaciones con la isla era considerado hostil a Estados Unidos”, dijo.

Entrevistado vía telefónica por Excélsior desde sus oficinas en la capital estadunidense, Birns dijo que otro suceso que definió la actitud de Clinton hacia la región fue su política hacia el sacerdote Jean Bertrand Aristide de Haití, portavoz de la Teología de la Liberación, a quien orilló a dejar el poder para ir al exilio.

“La primera reunión para el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas tuvo lugar en Miami bajo los auspicios de Clinton, un globalista que creyó totalmente en el Consenso de Washington (las instituciones que dictaban las políticas de la región)”, señaló.

Al hacer un recuento de los acontecimientos más sobresalientes de la relación de la potencia norteamericana con la región, Birns destacó que cuando llegó George Bush hijo a la presidencia ni siquiera tuvo que hacer cambios a la política clintoniana: También se sometió a los deseos de la comunidad cubana en Florida para corresponder a los 27 votos electorales que lo llevaron al poder.

Y no sólo eso, sino que además nombró a Otto Reich, de origen cubano, quien como secretario de Estado asistente para asuntos del hemisferio occidental, reunió en sus oficinas a los embajadores de América Latina para expresar el apoyo de Estados Unidos a Pedro Carmona en el fallido golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002.

Poco después fue nominado para prestar sus servicios en la Escuela de las Américas.

Actualmente Reich es asesor para asuntos latinoamericanos del candidato republicano John McCain.

Roger Noriega, quien lo sustituyó poco después también dejó la política exterior de Estados Unidos hacia Latinoamérica bajo el prisma de la difícil relación con Cuba. De hecho, Noriega ayudó a redactar la ley Helms-Burton que endureció el embargo comercial de 40 años contra la isla.

“El senador McCain ha reiterado que la política de Bush hacia Cuba era correcta y que le gustaría continuar en esa línea”, dijo.

Noriega fue también asesor y representante alterno de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos a principios de los 90.

Pero a partir de marzo de 2003 la guerra de Irak se convirtió en una distracción enorme que absorbió totalmente la atención del Departamento de Estado dejando la relación de Washington con América Latina sin posibilidad de reparación, que terminó de sofocar a la anémica OEA.

Birns destacó que a partir de entonces los países latinoamericanos empezaron a marcar su distancia, a entablar relaciones plurales con otros estados, incluso a aquellos que Estados Unidos tenía en su lista negra, y a repudiar abiertamente en la ONU la invasión a ese país de Oriente Medio.

Hoy, Cuba se ha convertido en una flamante potencia petrolera tras el anuncio, la semana pasada, del descubrimiento de reservas de petróleo estimadas en 20 mil millones de barriles que reconoció la autoridad geológica de Estados Unidos (USGS) aunque en menor cantidad, nueve mil millones de barriles.

“El senador Barack Obama ha declarado que el embargo contra Cuba continuará y también hay comentarios muy negativos de la presidenta de la cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y del líder del Senado, Harry Reid contra el presidente venezolano Hugo Chávez, a quien han calificado de gángster, de dictador”, recordó.

Lo que en su opinión es otro indicio de que el cambio de la relación, alentado por el descuido de la región por parte de Estados Unidos, seguirá corriendo a cargo de los países latinoamericanos, que tienen en Brasil a una potencia mundial emergente, y acontecimientos extraordinarios, como el arribo al poder Manuel Zelaya en Honduras, quien se ha colocado a la vanguardia del cambio en un país, que fue considerado en el pasado como la quintaesencia de la república bananera.

“Al igual que los acontecimientos que llevaron a la Proclamación de la Emancipación de los esclavos de Estados Unidos en 1865, América Latina está preparada para emanciparse, ya no quiere ser colonia ni patio trasero y que comercia con China, India, Rusia y otras potencias. Ése debe ser uno de los frutos de la mala conducta de Reich y de Noriega que dañaron a muchos latinoamericanos”, subrayó.

Desde otro punto de la capital estadunidense, Weisbrot comentó vía telefónica para este diario que la causa más importante de la pérdida de influencia de Estados Unidos en América Latina fue el colapso de Fondo Monetario Internacional (FMI), institución a través del cual ese país le imponía sus recetas económicas.

Hoy el organismo opera con un déficit anual de 400 millones de dólares y sus créditos se redujeron de 105 mil millones a menos de diez mil millones de dólares y sólo puede imponer sus condiciones a unos cuantos países pobres, africanos en su mayoría.

“El FMI quedó herido de muerte cuando Argentina incurrió en la moratoria más grande de la historia al incumplir el pago de 100 mil millones de dólares de su deuda a fines del 2001”, dijo Weisbrot.

El Fondo se negó a renegociar la deuda cuando ese país estaba postrado en la lona por haber seguido al pie de la letra la receta de defender al peso fuerte (un peso argentino por cada dólar) aceptando créditos de hasta 40 mil dólares.

“El fracaso de las políticas económicas promovidas activamente por Washington fue una de las causas más importantes de la revuelta de las urnas que en la última década llevó al poder a gobiernos de centro izquierda en Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela”, dijo.

La pérdida del bienestar económico también fue decisiva en la decreciente influencia de la potencia norteamericana en la región, pues el ingreso promedio de cada latinoamericano apenas creció nueve por ciento de 1980 al 2000, siendo que 20 años atrás, de 1960 a 1980, el bienestar económico por persona había avanzado 82 por ciento.

El economista de CEPR que tiene entre sus principales asesores al Nóbel Joe Stiglitz, quien se opuso a las políticas del Banco Mundial, también controlado por Estados Unidos. Agregó que otro error político de la metrópoli fue su actitud hostil hacia los países que lo desobedecieron, como Venezuela. Incluso las propias autoridades estadunidenses reconocieron el intento de derrocar a su presidente, Hugo Chávez, en el 2002.

La Organización de Estados Americanos, con sede en Washington, también pasó a mejor vida este 15 de septiembre, cuando la reunión cumbre de UNASUR (Unión de Naciones Americanas) detuvo el intento de desestabilización del gobierno de Evo Morales en Bolivia con una declaración que fue firmada incluso por Colombia, el aliado más cercano de la metrópoli.

“Todo esto demuestra los cambios estructurales que están solidificando la independencia de América Latina así como su búsqueda de una integración económica y política a través de instituciones como la UNASUR y el Banco del Sur”, subrayó.

El Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA), que se negoció de 1994 al 2005, hoy está clínicamente muerto, mientras que al TLC de Estados Unidos con Colombia, Weisbrot le ve pocas posibilidades.

La potencia hemisférica también pierde influencia en la esfera comercial porque tiene que reducir su déficit en ese sector que creció 6.2 por ciento de 1994 al 2006. Y hoy los países y regiones con los que selló tratados de libre comercio, como México, Canadá, Centroamérica y el Caribe, sufrirán los mayores embates de su crisis económica.

Argentina y Brasil, que exportan menos del uno por ciento a Estados Unidos no se verán afectados de manera significativa y podrán continuar con el proceso de integración latinoamericana.

“No sería sorprendente si incluso los aliados más fuertes de Washington, como Colombia, terminaran uniéndose a dichas instituciones, como el Banco del Sur”, anticipó Weisbrot.

El “comes y te vas” del ex presidente Vicente Fox al ahora ex primer ministro Fidel Castro significó el punto más bajo de la reputación de México en América Latina, dijo a Excélsior Larry Birns, director del Council of Hemispheric Affairs de Washington.

“Fox pensó que tenía una relación muy especial con el presidente Bush, cuando la realidad es que sólo tuvo la oportunidad de tomarse la foto. Bush no estaba preparado a pagar ningún precio político para satisfacer las expectativas de Fox”, opinó.

El líder del organismo que promueve una relación constructiva de Estados Unidos hacia la región, consideró que después de ese incidente, del voto de condena a Cuba por su manejo de los derechos humanos y de los comentarios hostiles hacia Venezuela, México empezó a ser percibido en la región como la “Malinche de Estados Unidos”.

México empezó a quedarse muy aislado en América Latina, dijo, y al ver que sus lazos cercanos con Estados Unidos no le estaban produciendo ningún beneficio tangible, la actual administración decidió cambiar.

“En meses recientes se ha visto un esfuerzo calculado de México para mostrar una más cálida y comprensiva amistad pública hacia Cuba”, dijo.

Pero tras haber sido una especia de plataforma para Estados Unidos en detrimento de sus propios intereses, México todavía tiene su imagen desgastada.

“Debe proyectar una imagen de respeto a sí mismo y sus funcionarios deben estar preparados para plantear demandas razonables que al mismo tiempo protejan el interés nacional y no salir con acuerdos de compadres que ha sido la manera típica como ha negociado con Estados Unidos”, opinó.

Especialmente porque deberá impulsar una reforma migratoria que de no concretarse derivará en una relación de hostilidad creciente entre Estados Unidos y México.

“Si el posible futuro presidente Barack Obama es sabio y si el liderazgo de latinoamérica le responde buscando algún tipo de resolución al problema, tendrá como resultado un clima más armónico y agradable para empezar a recuperar su influencia en la región sin necesidad de hacer uso de su fuerza”, dijo.