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CELAC: Mucho ruido y (por ahora) pocas nueces

Source: Cuba Debate

Entre el 2 y el 3 de diciembre se celebró en Caracas la primera cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), cuyo presunto objetivo estriba en profundizar la relación entre los países de América Latina y el Caribe independientemente de la influencia político-económica estadounidense. Así se observa que, de todos los Estados soberanos del hemisferio, brillan por su ausencia sólo Estados Unidos y Canadá, lo cual refuerza la teoría, albergada por ciertos miembros del bloque, de que el objetivo real de la Celac radica en substituir a la Organización de Estados Americanos. Lo cierto es que la Celac no es un organismo exento de ironía, pues su presidencia fue asumida por el Hugo Chávez y Sebastián Piñera, quizás los jefes de Estado más políticamente incompatibles del nuevo organismo.

La Celac hereda la prestigiosa ascendencia del Grupo de Río, fundado a fines de los años ochenta por importantes democracias latinoamericanas como Brasil a fin de consolidar la integración de los Estados de América Latina y el Caribe. Fue durante la XXI Cumbre del Grupo de Río que se propuso por primera vez el establecimiento de la Celac, una institución con plena independencia de Estados Unidos y Canadá. La propuesta resultó un éxito rotundo, más allá de ideologías, entre los dignatarios de aquella cumbre, entre los que figuraban Evo Morales, Hugo Chávez y Felipe Calderón. Incluso aquellos más reacios al planteamiento consideran que, en cierto sentido, el nuevo organismo puede ser provechoso para América Latina y el Caribe, dado que agrupa a estos países en procura de mayor integración. No obstante, aún es objeto de debate si la región podrá cosechar beneficios desligándose de los vitales mercados de Estados Unidos y Canadá.

Durante la primera cumbre de la Celac, Chávez explicó que el organismo será encabezado por una dirigencia tripartita o troika de países compuesta por las sedes de la última cumbre, de la presente cumbre y de la próxima cumbre. En la actualidad, integran esta troika Chile, Venezuela y Cuba. En teoría, agrupar el liderazgo en tres países conllevará lograr un funcionamiento concertado que trasponga toda incompatibilidad ideológica, de modo que al rotar la presidencia se concederá equitativamente a cada país la posibilidad de liderar el bloque y, por la atención que eso conlleva, cada país jugará un papel integral dentro de la entidad. Sin embargo, el organismo no logra contemplar la verdadera diversidad de todos los países miembros, como queda demostrado con la observación de Trinidad y Tobago relativa a la ausencia de países caribeños en la troika. Si carecen de liderazgo en el organismo, ¿carecen también de una adecuada representación? Esta diversidad entre los miembros de la Celac no se manifiesta sólo geográficamente, sino también en términos de su poder internacional. Dado que dentro del organismo no se pondera el peso específico de cada país, los miembros más importantes, como Brasil, México y Argentina, verán su influencia restringida en las cumbres de la Celac hasta tanto sea su turno de actuar como sede. Enconados por esta realidad, tales países no participaron de la segunda jornada de la cumbre.

Ciertos analistas sostienen que la Celac es meramente un organismo anti-estadounidense sin una secretaría u órgano similar que la legitime como una institución tradicional con funciones y responsabilidades determinadas. Así también, resta observar si es su destino manifiesto no brindar una representación adecuada a la totalidad de los países miembros. Los miembros de la Celac, si lo que desean es adoptar medidas a fin de resolver cuestiones regionales de importancia y finalmente incidir considerablemente en la formulación de políticas para América Latina y el Caribe, deben concentrarse primero en estructurar las bases del organismo. “Nació un gigante” declaró Chávez en referencia al organismo, pero por ahora es un gigante con mucho por crecer.

Este análisis fue traducido por el colaborador de COHA Iván Ovejero.

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